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11.04.2014 | El sufrimiento como parte del mesianismo de Jesús

Meditando las lecturas del Domingo de ramos

El P. Carlos Furmento prepara estas meditaciones para cada domingo del año. Pueden encontrar una versión más breve, pensada para jóvenes, en nuestro sitio de Facebook.

Jesús, el rey justo rechazado por los suyos. Domingo de Ramos, ciclo A

Mt 27,11-54 (parte de la Pasión según San Mateo). Texto de la misa del Domingo de Ramos, ciclo A

¿Quién es Jesús? El Mesías, el justo inocente condenado injustamente (el sufrimiento como parte del mesianismo de Jesús)

 

. La Pasión comienza claramente antes, en 26,1 (decisión de matar a Jesús) o en 26,30 (prendimiento en el huerto). La liturgia del domingo de Ramos comienza en Mt 27,11 (Jesús, que ya ha estado ante el Sanedrín, es presentado ante Pilato a fin de que este lo condene a muerte).

. Contexto del Evangelio de Mateo: Jesús es el Mesías prometido, la realización de todas las figuras del Antiguo Testamento, el cumplimiento de la fidelidad a Dios en nombre del pueblo en el cumplimiento definitivo de la Alianza. Por eso, la importancia aquí el tema del mesianismo de Jesús-la cuestión de su reinado. La expectativa mesiánica más conocida en la época de Jesús era la del "nuevo David", el rey de descendencia davídica que vendría a devolver al pueblo la paz, la independencia, el verdadero culto, etc

 

Interrogatorio del procurador romano: 11-14 ¿Quién es Jesús? El silencio revelador de Jesús

 

¿Por qué condenaron a Jesús a muerte en la cruz? El Sanedrín lo había acusado de dos cosas: en primer lugar, de pretender destruir el Templo, y en segundo, lo más importante, de presentarse como el Mesías prometido. Cuando Jesús no negó ser el Mesías, se tomó esto como "blasfemia" y argumento para condenarlo a muerte. Pero necesitaban la anuencia del procurador romano para poder concretarlo.

Pilato no es judío, y apenas conoce las tradiciones de este pueblo. Sólo le interesa evitar cualquier tipo de rebelión contra Roma y cualquier alteración de la "paz" social. Si Jesús se presenta y pretende ser el rey de los judíos (en esa época no había tal cosa, ya que Herodes había muerto y sus hijos eran llamados "tetrarcas"), esto podría causar un levantamiento en un contexto político-religioso muy frágil, una sublevación. Hubiera sido considerado una "alta tración" y sería considerado motivo de ejecución. Por eso hace esta pregunta directamente. Jesús contesta: "Tú lo dices" (en 26,64 contesta "Tú lo has dicho" al sumo sacerdote cuando le pregunta si es el Mesías, el Hijo de Dios). Jesús es el Mesías, pero no en el sentido en el que los dirigentes judíos y Pilato lo pueden entender.

Pero Jesús, luego de contestar así, se calla ante todas las acusaciones. En su vida y su enseñanza ya ha dicho todo. Pilato no considera que Jesús pueda ser un peligro para el poder romano, una verdadera amenaza política, y lo seguirá considerando inocente, no puede constatar ninguna culpa de Jesús.

El mismo silencio de Jesús cuestiona la validez de las inculpaciones, vuelve a mostrar la injusticia de la condena en su contra.

 

Liberación de Barrabás y condena de Jesús: 15-26. Jesús, el justo

Los paganos lo absuelven, su pueblo lo condena

 

Ya que no se puede encontrar ninguna acusación por la cual condenarlo, Pilato busca liberar a Jesús. Como se aproximaba la fiesta de la Pascua, según el texto existía la costumbre de liberar a un reo, una "amnistía". ¿Pilato debe liberar a Jesús, el "llamado Mesías" o al "famoso preso" Barrabás? Muchos elementos se van presentando en la Pasión de Jesús, que podrían cambiar el curso de los acontecimientos. Al decir Pilato "el llamado Mesías" está perturbando a los sacerdotes y dirigentes, que lo negaban (por eso dice que "lo entregaron por envidia").

Mientras Pilato se sienta en el Tribunal, llega su mujer (v. 19). Ha tenido un sueño, que tiene un mensaje: designa a Jesús como justo (inocente). En la antigüedad, los sueños eran considerados mensajes divinos: Dios mismo confirma que Jesús es inocente. Una mujer pagana intenta salvar a Jesús, un desconocido; mientras los miembros de su propio pueblo buscan condenarlo. La multitud ha sido persuadida por los dirigentes, y esta multitud pide la liberación de Barrabás, Jesús debe permanecer en prisión y ser aniquilado.

Pilato sigue preguntando, ya que está convencido de la inocencia de Jesús. Vuelve a decir "el llamado Mesías". Aunque no cree, le recuerda al pueblo y sus dirigentes (sacerdotes y ancianos) la identidad de Jesús. Mientras al Mesías deberían recibirlo, piden la aniquilación de Jesús.

Jesús pregunta: ¿qué mal ha hecho?, buscando que den un argumento para pedir que sea crucificado. Pero no lo dan, y vuelven a pedir que lo crucifiquen. La multitud ya no razona. Lo han recibido pocos días antes como Señor, Hijo de David, pero ahora piden que sea crucificado, manipulados por los sacerdotes y los ancianos.

Ante la presión de la gente, Pilato, aunque estaba convencido de la inocencia de Jesús, decide plegarse a la opinión de la gente, para evitar el tumulto. El "tumulto" da a entender que no todos estaban de acuerdo con la crucifixión de Jesús. Pilato cambia su estrategia y se desentiende, se lava las manos manifestando que no es culpable de la sangre de Jesús, repitiendo así que está convencido de su inocencia.

"Que su sangre caiga sobre nosotros..." Por un lado, esta frase expresa el acuerdo de los dirigentes en la crucifixión de Jesús. Por otro, manifiestan que están pecando si derraman la sangre de un justo, y por eso que su sangre sirva de expiación (en el AT, la expiación -el perdón de los pecados ante Dios- se daba derramando la sangre de una víctima -en ese tiempo, un animal, ahora Jesús-) ante Dios para ellos y sus descendientes.

Pilato lo entiende como la actitud de asumir la responsabilidad de la crucifixión. Libera a Barrabás y les entrega a Jesús.

El también es culpable de la sangre de Jesús, porque podría haberlo salvado.

 

Burlas a Jesús por parte de los soldados antes de conducirlo a la crucifixión: 27-31a. ¿Quién es el "rey de los judíos"? ¿Cómo es rey Jesús?

 

Para burlarse de Jesús, los soldados ridiculizan las tradicionales insignias imperiales: el manto, la corona y el cetro, con un manto militar, la corona de espinas y una caña. Al burlarse de Jesús llamándolo "el rey de los judíos", no entienden el reinado de Jesús y lo toman solo como mundano. Jesús es rechazado por todos, los sumos sacerdotes, la muchedumbre y los romanos.

 

Crucifixión de Jesús: 31b-38. Llevar la cruz con Jesús.

 

Jesús no tiene más fuerzas. Por eso deben pedir la ayuda de este hombre de Cirene, Simón. El nombre es judío. Es un extranjero, no es de Jerusalén. ¿Era un integrante de la comunidad de Mateo? No lo sabemos. El lleva la cruz de Jesús, aunque obligadamente.

La crucifixión es mencionada casi inadvertidamente, los lectores conocían bien este tormento y cómo eran sus preparativos. Jesús llevaría el travesaño de la cruz, ya que el palo vertical estaba en el lugar dónde iba a ser crucificado.

El vino mezclado con hiel se puede considerar como otra forma de escarnio y tortura (Sal 69,22). El reparto de las vestiduras hace presente el salmo 22 (la confianza inconmovible del hombre sufriente ante Dios), que será citado dos veces más. A través de este Salmo, Mateo muestra la confianza del Maestro en Dios a la hora de su padecimiento y su muerte.

El escrito sobre su cabeza indica su "culpa": Jesús, el rey de los judíos. Nuevamente, Mateo nos confronta ante la identidad del Mesías crucificado. Como el justo sufriente de Isaías (53,2), Jesús es contado entre los malhechores. Desde el punto de vista de los romanos, se lo podía presentar como una burla, poniendo a Jesús como jefe de una "banda".

 

Burlas de parte de la gente que está presente y de los que pasan: 39-44. Ha confiado en Dios. Sálvate a tí mismo.

 

Jesús es víctima de las burlas de tres grupos: los que pasan, los sumos sacerdotes, escribas y ancianos, los ladrones crucificados con Él. Vuelve a aparecer la cita del Sal 22,17-19. Con la burla de los sacerdotes, se hace presente la cita del Sal 22,9: la confianza del justo en Dios.

Retoman la acusación de los falsos testigos en el Sanedrín. Proponen que, con su poder, ya que se llama "Hijo de Dios", se salve a sí mismo, que muestre su poder. El creyente se ve confrontado con la "impotencia" de Jesús y con la confianza en Dios.

 

Muerte de Jesús: 45-50. Abandono y confianza

 

El acento del relato está en el grito de Jesús, que Mateo reproduce en arameo y en griego, empleando las palabras del Sal 22,2. Jesús se dirige a Dios, pero a la vez expresa el sentimiento de abandono de parte de éste. Como el orante, cree que Dios está siempre presente, pero por otro lado en su penuria se siente solo y abandonado por Dios. Es al mismo tiempo un grito de desesperación y de esperanza en la fe, que espera una respuesta de parte de Dios. El clamor es confundido con un llamado a Elías, ya que se solía invocarlo en las situaciones difíciles. Al que quiere darle vinagre, intentan detenerlo, burlándose de él ya que ven en Jesús al pecador abandonado por Dios y por Elías.

Jesús muere dando un fuerte grito, que puede interpretarse como una expresión del abandono de Dios y de su clamor de una respuesta de parte de él.

 

Manifestaciones "telúricas" (geológicas) que suceden como consecuencia: 50-54

 

El uso del pasivo ("se rasgó", etc.) en los eventos que siguen a la muerte de Jesús, denota la acción de Dios. Dios no ha estado lejos ante la muerte de Jesús, sino que se ha hecho presente. La rotura del velo es un signo de duelo, y los otros signos denotan la presencia de Dios. Los muertos resucitan, mostrando el poder de Dios sobre la muerte. La resurrección de Jesús es parte del triunfo final y total sobre la muerte. Como santo y justo, Jesús será resucitado, pues él no ha sido abandonado por Dios, como un pecador.

El centurión y los soldados toman conciencia de la presencia de Dios al ver los signos. Dios también está presente en el momento del dolor y la muerte. Dios ha respondido al clamor de Jesús, de una forma distinta de la que se esperaba, mostrando su poder sobre la muerte.

Charlie (resumido de: "Comentario al Evangelio de Mateo", de Massimo Grilli y Cordula Langner, Evangelio y Cultura 5, Verbo Divino, Estella 2011)

 

 

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