Reflexión de las lecturas del domingo 26/10

La compasión que salva vidas: Nuestra Alianza con Dios, el amor que le tenemos, debe manifestarse especialmente frente a los más vulnerables, los sufrientes. Cuando somos presencia de Dios en la cercanía con los más pobres, salvamos en primer lugar nuestras propias vidas, ya que la indiferencia y el egoísmo llevan a la soledad, la tristeza y la muerte.

Con todo el espíritu, la voluntad, las fuerzas, con toda la vida: Llama la atención que el mandamiento más importante de la Ley, el que los judíos piadosos recitan cada día, no es una prohibición, o la obligación de hacer algo. Es el amor a Dios, que va creciendo con nosotros, que va madurando, el que da sentido a nuestra vida, el fundamento. La inteligencia, la voluntad, el tiempo, todo queda englobado en estas palabras del Deuteronomio que cita Jesús.

Y amarás al prójimo como a tí mismo: Un único mandamiento, en el que el amor al prójimo es espejo de nuestro amor a Dios. No se trata de cualquier amor, es el amor comprometido, responsable, constante y generoso que Dios tiene con nosotros y que manifestó definitivamente en su Hijo, Jesús, el Señor.

Ex 22,20-26: Este texto es parte del "Código de la Alianza", una primera recopilación de leyes de Israel que unen fuertemente la Alianza con Dios, el pacto de amor y fidelidad con Él; con la observancia de una serie de preceptos que permitirán que el pueblo viva, que conserve aquello que le fue prometido (la tierra, un lugar donde vivir y crecer) y que la convivencia social sea posible. Los fundamentos de estas leyes son dos:
• En primer lugar, recordar que el pueblo fue esclavo en Egipto, extremadamente pobre y oprimido, y que allí su vida fue amenazada. El pueblo debe excluir de sus relaciones sociales toda forma de esclavitud y opresión, y prestar especial atención a los más vulnerables: las viudas, los huérfanos, los extranjeros de paso. En estas palabras suena el eco de la predicación de los profetas: la justicia social, entendida como ejercicio de la compasión efectiva, es una parte fundamental y condición de la Alianza.
• Junto a esto, el pueblo, que es "santo", consagrado por la Alianza, debe reflejar la conducta de Dios en el mundo. En la revelación bíblica, Dios se revela por obras y palabras, y el pueblo descubre quién es Dios a través de su acción salvadora, liberadora, compasiva.

Mt 22,34-40: Ya cerca de su Pasión, Jesús se encuentra con distintas personas que buscan "ponerlo a prueba". En el texto del domingo pasado, pretendían mostrarlo como un "vendido" al imperio romano o como un "rebelde" que se sublevaba contra las autoridades. Jesús desarmó sus argumentos con muy pocas palabras. En este caso, un doctor de la Ley, alguien que había pasado muchos años de su vida formándose y que era muy respetado entre la gente, le presenta una pregunta que ya se hacían los maestros de ese tiempo: Frente a los 613 preceptos de la Ley, ¿cuál era el más importante, el fundamento del edificio, la clave para entender a todos los otros? La primera parte de la respuesta de Jesús refleja la tradición más sagrada de Israel. Amor con toda la vida, con todas las fuerzas, los sentimientos, la voluntad, etc. La segunda, el amor al prójimo, forma parte del libro del Levítico (c. 19), y en la tradición de este pueblo buscaba reforzar los lazos de solidaridad y pertenencia dentro del pueblo, como pueblo elegido. Como en todo este Evangelio de Mateo, Jesús no "inventa" nada, sino que da su verdadero y profundo sentido a la Ley.