Santuario y Parroquia del Perpetuo Socorro - Iglesia San Alfonso, Salta Argentina.
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Permanecer despiertos, como hijos de la luz e hijos del día. Apuntes de Charlie para este Domingo 33º durante el año, 16 de noviembre.
Domingo 33º durante el año, 16 de noviembre
Pro 31,10-13.19-20.30-31: Los libros sapienciales de la Biblia, reflejan la sabiduría del pueblo en la búsqueda de cumplir la voluntad de Dios en lo cotidiano, la reflexión de varias generaciones de personas dedicadas a proponer un camino de vida y una visión aguda de la realidad. El libro de los Proverbios, quizás el libro sapiencial más antiguo, presenta varias figuras femeninas, en las que se ve reflejada "Doña Sabiduría", la personificación de este atributo de Dios que invita a los hombres a recibirlo y participar de ella. El "poema de la mujer fuerte", también llamado "del ama de casa", habla de una persona concreta, que se destaca por su dedicación a la familia, por su espíritu de sacrificio y su bondad solidaria. Aunque el poema no habla explícitamente de Dios, ni se habla de la vida de piedad de la mujer, al presentarla como un modelo de persona, también es modelo de creyente. Ella se mantiene despierta, atenta, con su amor activo y solidario.
1 Tes 5,1-6: Según la mayoría de los estudiosos, la primera carta a los Tesalonicenses es el primer escrito del Nuevo Testamento. Los primeros cristianos tienen un sentido muy vivo, una expectativa fuerte frente al regreso de Jesús. Son la comunidad que espera, y esta esperanza se refleja en su vida religiosa, social, familiar, etc. El llamado, la exhortación, es bien clara: vivir como hijos de la luz, es decir, en la claridad que da una vida auténtica, con transparencia, en la justicia y la responsabilidad común. Debemos permanecer despiertos, atentos, ya que el Señor viene, llega a nuestra vida, nos habla y pide una respuesta generosa.
Evangelio: Mt 25,14-30
Estamos leyendo el "discurso escatológico" del Evangelio según San Mateo, es decir, las palabras de Jesús sobre el juicio final, su retorno en gloria y la restauración definitiva de toda la creación. El "talento" era una moneda que equivalía a 60 minas, y cada mina era igual a 100 denarios. Sería el equivalente, aproximadamente, a lo que ganaría un trabajador común en 15 o 20 años. Un hombre muy adinerado sale de viaje y confía a sus servidores distintas cantidades, "según su capacidad". Al volver, pide cuenta de lo que ha entregado a cada uno. Los que han recibido 5 y 2 talentos han duplicado la inversión, negociando, trabajando y arriesgándose. Al último servidor se le dedica mucho más espacio. El ha tenido miedo y no ha invertido su talento, sino que lo escondió, ni siquiera lo llevó al banco para mejorar en algo la inversión. La frase del "patrón" llama la atención: "porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene". Evidentemente no se refiere a "tener" riqueza, confort, poder, etc. Está hablando de lo que hemos hecho con nuestras capacidades, posibilidades, dones. El Señor volverá, y querrá saber qué hicimos con lo que puso en nuestro corazón, en nuestras manos, en nuestra vida. ¿Qué responderemos?
El Evangelio del domingo que viene, solemnidad de Cristo Rey, nos revelará cuál es el talento más grande, aquello de lo que el Señor nos pedirá cuentas.
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