Santuario y Parroquia del Perpetuo Socorro - Iglesia San Alfonso, Salta Argentina.
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Tanto el lema como el logo del Año Jubilar, nos brindan varias claves para vivir este año especial. Este año de la Misericordia ha comenzado el 8 de diciembre de 2015 y culminará el 20 de noviembre del presente año.
En esta oportunidad, compartimos la reflexión de nuestro provincial, el P. Ramón Correa
Ser misericordiosos como el Padre implica:
• No juzgar ni condenar: Debemos dejar el juicio a Dios. Cuando juzgamos destacamos una intencionalidad concreta en las acciones de los demás. Nunca podremos saber las verdaderas motivaciones del obrar de quienes nos ofenden u ofenden a otras personas. Nosotros debemos intentar comprender las acciones de los demás. Este es el primer paso para el perdón. Comprender es ponernos en los "zapatos del otro" y preguntarnos ¿por qué obró de esta manera? ¿Qué lo/la llevó a hacer esto que tanto me ofendió? De esta manera evitaremos juzgar y condenar.
• Amar y perdonar: Debemos perdonar de corazón a quienes nos ofendieron. Este es el mayor acto de amor que podemos hacer por los otros. La misericordia de Dios es inmensa y la debemos experimentar primero en nosotros mismos. Deberíamos dejarnos mirar por Dios. Su mirada es comprensiva, llena de amor, misericordia y perdón. Si no tenemos esa experiencia fundamental difícilmente podremos perdonar a nuestros hermanos y hermanas. Cuando perdonamos nos liberamos del rencor y del resentimiento. Podemos, así, ser libres y más felices. ¿Quién sufre más el odiado o el que odia? ¡Sí, tenés razón: el que odia! El odiado muchas veces no sabe que lo estamos odiando. ¡Dejemos de sufrir y perdonemos de corazón!
El logo tiene las siguientes características:
• Jesús carga en sus hombros a la humanidad: Es el Buen Pastor que busca y encuentra a la oveja perdida. No la maltrata por su obrar; al contrario se alegra por encontrarla y la carga con renovada esperanza. Debemos experimentar el amor redentor (salvador) del Señor por cada uno de nosotros. ¡Dejémonos amar por Dios!
• Los óvalos concéntricos: El óvalo externo es más claro que los internos. Esto da la idea de que el Señor nos rescata de la oscuridad y nos saca a la luz. La oscuridad es vivir sin Dios alejados de la fraternidad y la luz es la posibilidad de vivir como hijos de Dios y como hermanos unos de otros. ¡Disfrutemos de la presencia luminosa de Dios en la comunidad eclesial!
• El ojo en común: Una característica muy notable del logo es que un ojo de Jesús es un ojo del hombre (humanidad). Jesús mira a través de la humanidad y el hombre está llamado a ver a través de la mirada de Jesús. Estamos llamados a tener la misma mirada misericordiosa de Jesús. Él es misericordioso como el Padre y nos ayuda con su gracia a ser misericordiosos con nuestros semejantes. ¡Tengamos la misma mirada misericordiosa de Dios!
Un año especial para los redentoristas:
El 27 de junio del presente año culminaremos el Año jubilar del Icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Es una feliz coincidencia con al Año jubilar de la Misericordia. Carismáticamente tenemos la misión de anunciar la Buena noticia a los más pobres y abandonados que no es otra cosa que anunciar el Amor misericordioso de Dios para con la humanidad. El Padre envía a su Hijo amado para hacernos sus hijos y hacernos hermanos con Jesús. María es un pilar fundamental en esta historia de redención. Ella le dice SI a su plan salvador y canta la misericordia de Dios en el Magníficat sabiéndose mirada amorosamente por Él. ¡Seamos como Jesús, misericordiosos como el Padre y cantemos con María sintiéndonos mirados amorosamente por Dios!
P. Ramón Correa
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