Misión Cachi Adentro

Desde hace unos años, cada enero volvemos a Cachi Adentro y los parajes cercanos, para la celebrar, desde la fe, la vida que Dios nos regala compartir. Este año, a la luz de Samuel, Oseas, Jeremías, Isaías y Jonás, anunciamos el amor redentor de Dios.

La historia del pueblo de Dios, es la historia de amor de Dios hacia nosotros. Con la comunidad de Cachi Adentro fuimos al corazón de estos profetas y descubrimos la fidelidad de Dios que crea y recrea la historia más allá de nosotros, de nuestras debilidades y de nuestras miserias.

Los profetas vinieron a recordarnos nuestra dimensión profética, que nos llega por el bautismo.

"¿Qué sería del mundo si en él no hubiera profetas? La humanidad siempre ha necesitado el impulso de quienes, apostando por lo divino, intentan hacer futuro. Esta es la misión del profetismo en la historia del Pueblo de Dios.

Gracias al aporte de los profetas, pudo aquel pueblo consolidar su identidad. Tuvo que soportar el continuo ocaso de los grandes imperios, ávidos de hacerlo desaparecer. ¿Qué lo salvó? Su convicción de fe que, cuando se acrisola, siempre genera esperanza. Y ella permitió albergar la ilusión de una total libertad donde al fin se impusieran las ordenanzas de Dios. ¿Qué colectivo humano no ansía vivir libre sabiéndose en cautiverio? Fue mérito de los profetas avivar ilusiones en tiempos de desencanto.

El gran mérito del profetismo estriba en su forma de interpelar la vida. El pueblo elegido era consciente de que sólo una dinámica de fe podría borrar las huellas de sus pecados. Los profetas no cesaron de impulsarla y allanaron los caminos del amor.

El profetismo siempre apuesta al desvalido, defendiendo sus derechos contra cuantos se los quieran arrebatar." (Antonio Salas).

"Los profetas ayudaron a que el pueblo de Dios no perdiera el rumbo. Los profetas son esa señal potente que Dios pone en la vida de su pueblo para que no se desoriente, para que no pierda el rumbo. Y hoy queremos culminar este camino en nuestro tiempo y con esta especial presencia que tiene la Iglesia. Estamos llamados a ser profetas en nombre de Dios." (Fragmento de la homilía del P. Marcelo, el último día de misión).

Señor Jesús, te damos gracias por habernos llamado a la misión. Te pedimos que, como redentoristas, reavives nuestra dimensión profética, para ser comunidad que anuncie con alegría al Dios que nunca abandona. María, Madre de la iglesia, ruega por nosotros. Amén.

¡Abrazo grande y muchas gracias por sus oraciones!

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