Santuario y Parroquia del Perpetuo Socorro - Iglesia San Alfonso, Salta Argentina.
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21.12.2016 | También horarios de misas durante las vacaciones

Horarios de las misas de Navidad y año nuevo

"Con José queremos acoger el misterio, sin preguntas, sin pretender que se nos resuelvan todos los interrogantes, casi con una actitud de riesgo, pero respetuosos, porque lo que Dios obra es para ser recibido y no para ser cuestionado. Dios obra en nuestra vida."

â–ºHorarios de las misas de Navidad y año nuevo

24.12.2016 | Nochebuena
Misa a las 21 hs.

25.12.2016 | Navidad
Misas a las 8, 11.30, 19 y 20.30 hs.

31.12.2016 | Víspera de Año Nuevo
Misa de Acción de Gracias a las 19.30 hs.

01.01.2017 | Año Nuevo
Misas como los días domingos: 8, 11.30, 19, 20.30 hs.

â–ºMisas enero y febrero 2017

En la sección HORARIOS Y SERVICIOS encontrarán mayor información acerca de los horarios de misas y de diversas actividades.

â–º02.01.2017 | Misiones redentoristas
Invitamos a acompañar con su oración las misiones y encuentros que se realizarán los meses de ENERO y FEBRERO. SITIO WEB EN RECESO, hasta Febrero de 2017.

Homilía del 4º domingo de Adviento. P. Marcelo Pomar

Estamos ya transitando la novena de navidad en estos días previos en los que la imagen que se nos presenta es la de José y María que se han puesto en camino porque han sido convocados a un censo y han dejado su tierra de Nazaret para presentarse en Belén. Peregrinación, camino, puertas que se golpean y no se abren, postergaciones, la incertidumbre del parto que se avecina, la necesidad de encontrar un lugar. Toda esa imagen nos predispone a nosotros para que también preparemos un lugar no sólo en la imagen que hacemos del pesebre familiar, de aquello que nos disponemos a celebrar juntos sino fundamentalmente la importancia que damos a la promesa de Dios en nuestra vida y en nuestro corazón. 

Hemos encendido nuestra cuarta vela del Adviento y en este permanecer en vela encendiendo estas luces, hemos transitado estos domingos. En el primero, el apóstol nos invitaba a despertarnos de todo aquello que se ha ido adormeciendo en nosotros y hemos quizás tapado de rutinas, de olvidos, de acostumbramientos para que vuelva a sacudirnos y a ponernos en pie con la mirada fija en el horizonte de luz que el Señor pone en nuestra vida. Hemos dicho que no claudicamos, con Juan el Bautista, en nuestras búsquedas; que no estamos dispuestos a renunciar a esa esperanza por más que muchas veces sea vapuleada, cuestionada y que sin embargo es capaz de sostenernos en las decisiones. Y el domingo pasado íbamos a esas experiencias cotidianas, frente a las cuales no podemos distraernos, no queremos distraernos porque allí es donde la alegría de Dios se nos manifiesta en las simples cosas. 

No es la estridencia mercantil o quizás marquetinera, la que hace que nuestro corazón se alegre en profundidad, sino esa capacidad humana de valorar los signos en los que la vida se nos manifiesta y en ella Dios viene a nuestro encuentro. En este domingo, leemos este texto breve, pero especialmente significativo del profeta Isaías. Eran tiempos en los que invita a la alianza del pueblo de Israel que estaba como poniendo su fortaleza según con qué pueblo se aliara. El rey, descendiente de la familia de David, duda, y en lugar de confiar plenamente en las promesas de Dios elige asociarse al pueblo asirio que estaba asediando al reino del Norte y los vecinos de pueblos del lugar. Y el profeta en ese momento se presenta y le dice: Si no tienes confianza plena en el Señor, pídele un signo. El Señor te dará el signo para que veas que debes renovar tu confianza en El, pero el rey, no tanto por una actitud de docilidad en Dios, o de respeto para no manipular su manifestación, sino porque no quería cambiar idea, dice: no tentaré al Señor. Y allí el profeta, saca de sus entrañas entre rebeldía y anuncio que vuelve a focalizar la centralidad de Dios en la vida de su pueblo. Tú no tienes que pedir un signo, pero Dios te lo dará. Y anuncia que la joven está embarazada y dará a luz un hijo. Esta clase de promesa, dice el profeta, de los descendientes que no honran la grandeza de David, no serán los canales por los que Dios va a manifestar su promesa, pero Dios no se resigna a no actuar en el corazón de su pueblo y por eso el profeta anuncia que va a venir el Emanuel, el Dios con nosotros, el signo elocuente con el que Dios va a reafirmar su fidelidad al pueblo elegido.

Este texto de la Palabra de Dios, en medio de días pero ya no tan a ciegas, pero ya sí de alianzas, de contubernios, de aparentes discursos de salvaguardar la caridad del pueblo, su necesidad, tanto en nuestro país como en otros países en el concierto de las naciones, hacen que muchas veces uno tenga una cierta decepción sobre la grandeza de aquellos que guían, gobiernan a los pueblos, toda esta realidad viene también a nosotros a plantearnos en quién hemos puesto nosotros nuestra seguridad y nuestra confianza.
El Dios de la historia que se revela en el camino del pueblo de Israel que culmina su manifestación con el misterio de Jesús, el Dios con nosotros, el Emanuel, nos interroga sobre nuestras seguridades y nuestra confianza. Y también, de algún modo aparece la misión en el texto del evangelio que tiene hoy como protagonistas a María y a José. 

Sabemos que san Lucas se centrará mucho más en el nacimiento de Jesús en la figura de María, la Iglesia, la fecundidad. Y Mateo, que debe responder a una comunidad de origen judaico, en la figura de José, que es el descendiente auténtico de David, que dará autenticidad a la promesa que un hijo de David sea el que será el que gobierne y traiga la salvación al mundo entero. Comentando este texto, la biblia tiene una nota que es muy elocuente. Dice: frases escuetas, casi tímidas, no osan deshonrar el misterio de María, la mujer virgen, a través de la cual la vida de la tierra sube hasta Dios para ofrecerse como un obsequio, un enviado atraviesa la noche y dialoga con palabras calladas, sugerencia de un mundo abierto a presencias ardidas...Un mensaje atraviesa la noche y dialoga con palabras calladas. ¿Cuáles son nuestras noches?. ¿Cuáles son esas experiencias que nos mantienen dormidos y que nos impiden soñar? ¿Cómo le damos lugar a nuestra experiencia de fe, a ese mensajero callado que quiere despertarnos a los sueños de Dios?

Preparar la navidad no es solo volver a poner la simbología que muchas veces está mezclada con experiencias de niños y con la acogida que damos al misterio de Dios hecho hombre. Preparar la Navidad es también hacerle lugar a los sueños de Dios que se manifiestan en José y que también esperan de nosotros la actitud confiada de quien se deja guiar por la Palabra de Dios. Palabra que aparece dos veces en la noche, palabra que sugiere más que ordenar. Palabra que despierta esas raíces dormidas a veces en nosotros y que deben ser recreadas a partir de la luz y del agua con las que el Señor nos bendice. Queremos hoy, con José, dejar que los sueños de Dios vuelvan a cobrar vida en nosotros. Si dijimos que no estamos dispuestos a claudicar en nuestra esperanza, hoy decimos que no queremos dormirnos sin dejar que Dios nos hable en ese sueño de lo que Él tiene pensado para nosotros y para nuestra vida. Con José queremos acoger el misterio, sin preguntas, sin pretender que se nos resuelvan todos los interrogantes, casi con una actitud de riesgo, pero respetuosos, porque lo que Dios obra es para ser recibido y no para ser cuestionado. Dios obra en nuestra vida. El Emanuel que esperamos sea el Emanuel revelado por Dios. Muchas veces pensamos que el Dios con nosotros es el Dios que responde a mi capricho, a mi necesidad, a mi súplica apresurada, a despertar de aquel olvido en el que estuve arrinconado durante tanto tiempo en mi vida y que despierta en el momento de necesidad o de urgencia. El Emanuel que se nos revela en nuestra vida, es el Dios que posa su presencia silenciosa, oculta en la promesa que es capaz de iluminar todo lo que somos o esperamos. Hoy les vamos a entregar nuestro saludo de Navidad, que atrás tiene la oración para bendecir la mesa de Nochebuena. Es una extraordinaria imagen del Greco que, como ustedes saben, pertenece a ese grupo de artistas que juega con los claro oscuros. Hoy quiero que ustedes después presten atención., pero todos los personajes que aparecen en esa pintura del Greco reciben la luz del centro, del Niño que está en el pesebre, y todos son iluminados desde allí y cobran relevancia en medio de su oscuridad porque dejan que la luz de Cristo los impregne. Que así también nosotros dejemos que la luz de la esperanza, sea la que nos bañe con su luz desbordante mostrándonos todos nuestros rostros, nuestras experiencias de nuestra vida a la luz de Dios.

¡¡¡FELIZ Y BENDECIDA NAVIDAD!!!

 

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